Impagable el editorial de ayer del Director de la Cadena SER, Daniel Anido, titulado «La Baba en la Pluma«, en relación con la noticia del despido por la COPE de una periodista por motivos sexuales y políticos. Os dejo la transcripción íntegra:
«Cuando fluye la baba y el periodismo se acojona la tiniebla va cubriendo el espacio vacío; un territorio abandonado que ocupan pajilleros, reprimidos, grasientos, puteros, siniestros, cobardes y acomplejados, con nombres y apellidos.
Son de ilustres burgos, ansones, losantos, pejotas, usias y alguna que otra schlichting, pero segregan ese líquido viscoso y corrompido por la comisura de sus parpados, acentuando el asco que desprende su mirada.
Tenemos que mirar sus caras, seguir con atención el recorrido; ver como avanza ese residuo pútrido que desciende por los pliegues hasta la boca, como carcome gota a gota su lengua relamida; como la inunda y luego la desborda, para proseguir su camino hasta la mano pegajosa que sostiene la pluma y derramar allí toda su miseria.
Cuando fluye toda esta baba compartida y el periodismo se acojona, estos mirones clandestinos, estos fetichistas de la mugre, se proclaman profetas con derecho de pernada, levantan púlpitos con barrocos tornavoces, apoyan sus falanges en el antepecho, despliegan su abyección más tenebrosa y corrompen el espacio compartido.
Cuando el periodismo se acojona delante de estos usurpadores del oficio, la cloaca extiende su dominio, se adueña de la plaza pública y construye allí su pasatiempo favorito: el juego delictivo del insulto, donde prevalece y se premia la discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, como pueden ser la orientación sexual, la fe o falta de ella, la ideología, la gestación, la edad, el nombre o el apellido.
Cuando el periodismo se acojona delante de estos mediocres, que confunden la baba con el intelecto, nuestra profesión pierde el futuro; los ciudadanos, su libertad, y la democracia, el sentido.
El periodismo tiene que hacer frente a la contaminación que desprenden estos exhibicionistas de la baba en la pluma, a la perversión que esconden bajo el necesario paraguas de la libertad de expresión.
Son previsibles. Se plantan delante de sus víctimas y abren con rapidez sus gabardinas, dejando ver su desnudez intelectual. Pero, son cobardes. Si les plantamos cara, mirando fijamente sus despojos orgánicos, señalando con el dedo su minusvalía y mostrando nuestro desprecio con una sonora carcajada, que al tiempo alerte al resto de la ciudadanía, salen corriendo a esconder sus complejos y sus colgajos… en el fango.
(A ellas, que sufren estos días el maltrato de quienes quieren robarnos el oficio: disculpas.)»
Tanto Vania como Evaristo se han hecho eco del editorial en sus blogs. No encentro razón alguna para no hacerlo en el mío también, y suscribir punto por punto lo que sobre el mismo reflexiona y comenta el primero. Celebro que se haga frente a la perversión, tanto de la profesión periodística como de la libertad con la que tan a menudo se les llena la boca, a que se refiere el autor del editorial. Y lo hago extensivo a cualquier tipo de periodismo que ejerza esa distorsión malintencionada y babosa, pertenezca al rincón del espectro político al que pertenezca pues, lamentablemente, Goebbles cuenta con legatarios de su doctrina por todas partes. Y es que, esta vez, hablamos de puro estilo periodístico. Nada más.
Más de uno ha puesto el grito en el cielo por el tono del editorial. En eso estoy también de acuerdo contigo, Vania. Así es como se planta cara, afilando el dardo, la pluma y el ingenio.
Igualmente habrá quienes apliquen lo que es objeto de denuncia por Anido precisamente a los medios pertenecientes al grupo del que forma parte la SER. Y ahí es donde hay que decir que, les guste o no, quieran verlo o no, no es lo mismo.
Últimos contertulios…